Las escuelas y universidades se suman al concepto actual de diseño que invade el siglo y entorno contemporáneo en el que vivimos. Son espacios en los que conviven personas con necesidades y percepciones diferentes ya que hablamos de niños y de educadores que interactúan en un mismo entorno.
La finalidad en este tipo de instalaciones es poder crear áreas formativas fomentando mediante el diseño sensaciones tales como la convivencia, imaginación, tranquilidad o aprendizaje para ayudar a desarrollar los sentidos.
La arquitectura educativa y sus instalaciones son proyectos complicados de gran embergadura que abarcan y atienden a una larga lista de escalas.
A continuación mostramos un par de ejemplos en las que comprobamos lo dicho anteriormente:
-Holland Park, fue una gran edificación en la nueva era de la educación. Pasados unos años y hallados múltiples fallos de estructura el estudio de arquitectura Aedas se encargó del reacondicionamiento.
Con una gran estructura única distribuida en seis niveles, un marco de acero y otro de concreto, la presencia de tecnologías sustentables y un cambio brusco en el uso de materiales, crearon una atracción turística al mismo tiempo que un emblema para los edificios públicos.
-Instituto de Ciencia Molecular La Trobe, en Melbourne el estudio de arquitectura Lyon fue elegido para transformar la identidad del campus.
El diseño responde a formas modernas e irregulares que crean un entorno perfecto para estudiantes investigadores.
En definitiva, la arquitectura puede proveer a los espacios de interacción social y convivencia. Es posible contribuir a la integración ciudadana generando el desarrollo humano mediante bases que nos conducen a un futuro.
Por Manela Catalá Gasco
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